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La Civilización Campesina

“Más lentos, más dulces, más profundos.”

versus

“Más rápido, más alto, más fuerte.”


Lentius, profundis, suavis vs citius, altius, fortius. 


En italiano usamos una expresión que en español suena como “civilización campesina”, para referirnos a la cultura campesina atribuyéndole a mi parecer el estatus que se merece como conjunto de conocimientos y sabiduría del más alto nivel que a través de los milenios han llegado hasta nosotros. Este patrimonio inmenso, aunque se nos olvide cada vez más, sigue siendo indispensable para nuestra supervivencia y nos recuerda que nuestra vida tiene que llevarse en armonía con la naturaleza y basarse en el cooperativismo, la ayuda mutua, el altruismo y los intercambios no monetarios.

Hace un tiempo, me crucé con un hombre muy mayor en el campo, ambos estábamos recolectando plantas, yo para comerlas y él para los animales; me vino espontáneo preguntarle si conocía plantas comestibles para los humanos, y aunque estuviéramos rodeados de ellas, me dijo que se le ocurría solo una, pero que allí no la divisaba. Poco tiempo después, en un taller etnográfico en el que participaba, Miguel, que nos enseñó a hacer cestas con cañas, dijo que no conocía a nadie joven que se dedicase a este oficio.

Si exceptuamos algunos casos aislados, tendremos que asumir que la “civiltá contadina” se está extinguiendo y pronto no quedarán personas que nos puedan enseñar lo que la humanidad ha tardado milenios en aprender. Hoy en día, hacer un canasto llega a ser un acto revolucionario, te enseña a dejar de un lado la “cultura” hegemónica de usar y tirar, de la inmediatez a toda costa.

“Más lentos, más dulces y más profundos” decía Alex Langer, el fundador de Los Verdes italianos hace ya 27 años, lanzando un mensaje y una reflexión fundamental sobre las motivaciones necesarias para cambiar el rumbo de nuestras vidas consumistas, pero para seguir disfrutando sin que eso pareciera un sacrificio, un castigo. Un eslogan que debería ser la nueva bandera para la humanidad.

Producir tu propio alimento, apoyar a quién lo haga con esta actitud o tomar el tiempo de hacer tu propio canasto, y que esto te dure de por vida, te recuerda que vivimos en la época del Antropoceno: que comemos plástico, nos ahogamos en el plástico, nos untamos con plásticos y el plástico es una poderosa industria que excava en nuestras vísceras, vomita chapapote y lo transforma en in-útiles rezando religiosamente al dios dinero.

Cuando la última persona anciana nos deje, su legado cultural estará perdido para siempre. Al margen de la encomiable labor de antropólog@s y etnólog@s, tenemos que reivindicar como personas nuestro derecho al tiempo libre para poderlo dedicar (entre otras cosas) a aprender de y con la naturaleza, solo así sabremos respetarla, cuidarla, vivir en sintonía con ella y entenderemos que juntos formamos una sola cosa y que somos interdependientes; porque si olvidamos nuestro pasado, no seremos capaces de entender y construir nuestro futuro. 

Así que os animo a salir al campo para aprender de nuestro entorno, leer la fantástica bibliografía disponible, reivindicar el tiempo para hacer las cosas con lentitud y goce, participar en talleres, asociaciones como la RAC, experimentar, cuestionar, compartir, hablar con vuestro entorno de estos temas y crear, en fin, junt@s, una nueva civiltá contadina!

Marianna Zungri